"En Padrón hay una casa humilde cuyo nombre es grato al espíritu: La Huerta de la Paz. Allí una niña enfermiza aprende a andar sobre las piedras viejas del jardín y pasa horas contemplando los aleteos de las mariposas sobre las dalias. Frente a su colegio está el cementerio de Adina, donde la pequeña se entretiene deletreando los epitafios en los días de sol.
Esa niña es Rosalía de Castro, la gran poeta gallega, y esa casa, el
hogar al que siempre querrá volver, fuente de inspiración de toda su
obra. Tras su infancia en Galicia, la joven Rosalía se instala en el
Madrid convulso de Isabel II, donde conoce a Manuel Murguía, su futuro
marido, y al dulce Gustavo Adolfo Bécquer, cuyo reflejo en los espejos
del Café Suizo es todo melancolía. Después vienen los hijos, Simancas,
la muerte de su adorada madre. Y esa continua añoranza de Galicia en
medio de la adustez castellana." Fuente y más información
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