El informe “Por Ser Niña” 2012 se enfoca en la educación de las niñas. De manera particular se concentra en lo que sucede con las niñas cuando llegan a la adolescencia y sus roles domésticos y reproductivos empiezan a dominar sus vidas a expensas de su educación.
Cada niña tiene el derecho a la educación pero existen 39 millones de niñas entre 11 a 15 años de edad que no asisten a la escuela.1 A pesar de haber alcanzado la paridad global en la matriculación en la escuela primaria, las tasas de finalización para las niñas se quedan atrás de las tasas de los niños y durante la adolescencia la presión de la pobreza y discriminación todavía hace que las niñas abandonen la escuela: para ayudar en casa, porque sus familias no están convencidas del valor de su educación, porque experimentan violencia en la escuela, porque se embarazan o se casan, o porque la escuela está demasiado lejos y sus padres piensan que sus hijas, y su reputación, están en riesgo. Ellas abandonan la escuela simplemente por ser niñas; su rol principal y su valor para las familias y comunidades, es el rol doméstico y como futuras madres. Esto es injusto; limita la vida y las oportunidades de las niñas y afecta su salud, su condición, su poder de tener un salario y sus relaciones con todos a su alrededor. No le da opciones reales. También limita el potencial de su comunidad, en términos de justicia tanto económica como social y hace del mundo un lugar más pobre.
Este informe analizará en detalle por qué, a pesar de mucho esfuerzo y buena voluntad, las niñas salen perdiendo en la escuela y en el hogar, y también cómo la educación puede convertirse en realidad en las vidas de 39 millones de niñas que no se benefician de ella. ¿Cómo podemos mantener a todas las niñas en la escuela, incluyendo a las más pobres y más marginadas, mejorar la calidad de la educación que reciben y empoderarlas para que asuman el lugar al que tienen derecho como ciudadanas en igualdad de condiciones?
En términos del producto interno bruto, criar niños saludables y crear una sociedad más igualitaria y justa, el costo de no educar a las niñas es inaceptablemente alto. Un informe anterior de Plan estimó que en el 2008 el costo económico de dejar de educar a las niñas con los mismos estándares que a los niños en 65 países de ingresos bajos y medios y países en transición era de $92 mil millones cada año. Cuando llegan a la adolescencia, en particular las niñas y las mujeres jóvenes, necesitan ser empoderadas para lograr su potencial; lo básico es un aprendizaje para la vida de calidad.
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