Edición: Prames
"Entre 1629 y 1651 la justicia del conde de Aranda llevó a cabo una serie impresionante de procesos de brujería, que se desarrollaron en dos monumentos tan destacados como el palacio condal de Épila y el castillo de Almonacid de la Sierra. En 1631, por ejemplo, fueron juzgadas nueve mujeres.
En estos procesos hubo búsqueda de la marca del diablo, rapado total de las acusadas, vómito de hechizos, tortura en el potro y la garrucha y ejecuciones en la horca, garrote y, quizá, la hoguera. María Vizcarreta, ahorcada en Épila en 1651, fue seguramente la última mujer ajusticiada en España tras ser juzgada por bruja.
En Las brujas y la condesa se estudian también el linaje de los Ximénez de Urrea, incluyendo temas como la expulsión de los moriscos y el mapa de Aragón de 1620, y la figura de Luisa de Padilla, quinta condesa de Aranda, que publicó seis libros entre 1637 y 1644, convirtiéndose de ese modo en una de las escritoras españolas más importantes del siglo XVII. En una de sus obras, la condesa describe un aquelarre y se refiere a las brujas de Zugarramurdi y a las endemoniadas del valle de Tena.
El libro se ocupa por último de las brujas de Trasmoz, inmortalizadas por Gustavo Adolfo Bécquer en el siglo XIX, en una época en que las autoridades ya no juzgaban a las brujas pero los pueblos las seguían temiendo."
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