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martes, 10 de marzo de 2015

Exposición: TERESA DE ÁVILA - Mística y transgresora (Palacio de Pimentel, Valladolid)

El interés que en nuestros días suscita Teresa no parece estribar tanto en su condición de reformadora de una orden religiosa como en su feminismo y su experiencia mística. La "experiencia" recorre todos los escritos de Teresa, colocándola en el mismo centro de la Edad Moderna: "No diré cosa que no haya experimentado mucho" (V18,8). Esta afirmación, más aún, autoafirmación también la colocará en el punto de mira de la Inquisición, como sospechosa de pertenecer a la corriente de los "alumbrados", que contaba, por cierto, con muchos seguidores conversos. Bien es sabido que Teresa provenía de una familia de judíos conversos, al igual que San Juan de Ávila.

Teresa transgrede sin temor las leyes que su tiempo le imponen por su condición de mujer. Incumple la prohibición, impuesta a las mujeres, de leer las Escrituras Sagradas. Desoye la obligación, impuesta a las mujeres, de rezar únicamente en voz alta y defiende la oración interior. Bebe, a través de Francisco de Osuna (Tercer abecedario espiritual), de la teología mística oriental. Traspasa los límites de lo social y políticamente aceptable dirigiéndose en miles de cartas a potenciales benefactores, a la nobleza, al mismo Rey Felipe II, en cuya casa natal, el Palacio de Pimentel de Valladolid, se inaugura este proyecto. Osa referirse a los relatos evangélicos, a las amistades de Jesús, para reivindicar el papel de la mujer, pues ve "los tiempos de manera que no es razón desechar ánimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres" (CE 4, 1). Es uno de los muchos ejemplos de feminismo teresiano. La crítica a las posiciones oficiales de la iglesia y de la sociedad respecto a la función de la mujer es feroz, así como a la actitud misógina de los "jueces" (los inquisidores).

Teresa morirá sin ver reconocida públicamente su inmensa labor: haber recuperado la antigua regla carmelita y conseguido una provincia propia en España para la orden descalza. Al frente se coloca a un hombre, a su gran amigo Jerónimo Gracián. Teresa gana la batalla, pero ninguno de los altos prelados la menciona. A ella no le importa, profesa vivir "quitando nuestro amor propio y nuestra voluntad, el estar asidas a ninguna cosa de la tierra" (5 M 2, 6). A nosotras sí. De ahí que la fecha elegida para la presentación en Valladolid del proyecto sea el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Con ello reivindicamos los ingentes esfuerzos de innumerables mujeres que se dejaron la piel en su lucha por los derechos de la mujer, la igualdad, la libertad y la justicia, y que, como Teresa, fueron ninguneadas o, en el mejor de los casos, utilizadas por la política, la iglesia y la sociedad en beneficio de sus propios intereses que nada tenían que ver con las aspiraciones y objetivos de sus protagonistas.

Teresa de Ávila es una de sus más insignes exponentes. A ella rendimos homenaje en el V Centenario de su nacimiento a través de 21 miradas de mujeres heterogéneas e internacionales que nos presentan a una Teresa mística, sí, pero también transgresora hasta la médula. Más información

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