Junto con Emilia Pardo Bazán y Concha Espina, la gallega Sofía Casanova forma parte de la tríada de mujeres que, en el 75 aniversario de la aparición de la revista Blanco y Negro,
figuran entre los escritores, poetas y periodistas seleccionados en el
especial dedicado a las letras que se publica. Entre ellos, Rafael
Alberti, Antonio Machado, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Pérez de Ayala o
Juan Ramón Jiménez, un elenco importante de la cultura española. De las
33 figuras incluidas en el cuadro de honor del suplemento, solo se
reseñan estas tres mujeres.
Si Pardo Bazán y Concha Espina son mujeres
ampliamente conocidas en la sociedad actual, no ocurre lo mismo con
Sofía Casanova, y ello a pesar de los interesantes actos, estudios y
escritos realizados por particulares en los últimos años, como la
biografía que escribe Rosario Martínez Martínez, o la organización de actos por parte de instituciones como, la Casa del Lector y el Instituto Polaco de Cultura
que en fechas recientes hicieron un homenaje a la escritora en forma de
mesa redonda. También en el último año se ha estrenado el documental A maleta de Sofía, película que narra una parte de la vida de la autora. Asunción Bernárdez Nodal, en Sofía Casanova en la I Guerra Mundial: una reportera en busca de la paz de la guerra, realiza un estudio del pacifismo en su obra, desde la óptica cristiana y desde su condición de mujer.
Sofía Casanova sin embargo fue ampliamente conocida y también reconocida
por sus contemporáneos. En 1906 es elegida miembro de la Real Academia Gallega.
Se la agasajó en vida. Sus conferencias fueron aplaudidas por hombres y
mujeres. El hecho de ser la única española en las conflictivas Tierras de sangre,
dispuesta a narrar sus peripecias, sus posturas personales frente a los
conflictos, sobre todo el de la I Guerra Mundial y la Revolución rusa,
hizo que fuera tratada de heroína, al convertirse como en alguna ocasión
se la ha llamado en “notaria de la realidad”. Fuente y artículo completo
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